jueves, 31 de julio de 2008

InterRail - Praga

¿Qué decir de una ciudad donde los barrenderos son mendigos borrachos? La segunda parada del viaje fue la ciudad que menos me gustó, toda una desilusión ya que tenía buenas referencias de la gente que había estado. Tal vez fue un gran cambio el pasar de Berlín a Praga, ya que me pareció muy sucia, vieja y dejada y donde más aglomeración de turistas vimos. Hay algunas zonas chulas como los alrededores del castillo, que parece un pueblo, pero de que te alejas de la zona céntrica te encuentras un percal. Aunque no hace falta alejarse mucho, porque la estación principal da un miedo que te cagas, con un acceso penoso y poblada de la mejor chusmilla.
Aparte de esto, una cosa que no comenté en el post de Berlín y que nos encontramos en todo el viaje. Se ve que es típico en esta zona beber agua con gas, guarrada al estilo que aquí pueda ser el Vichy Catalán. Es su agua principal en tiendas y supermercados, así que hay que tener cuidado y asegurarse de lo que estás comprando. Pero decir que el agua del grifo de la zona es realmente buena.
En cuanto a la ciudad, empezaré hablando de la Plaza de la Ciudad Vieja, donde están la iglesia barroca de San Nicolás y la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, a la que se accede a través de los pórticos de las casas que tiene pegadas en su fachada. También está el ayuntamiento con su imponente torre y el reloj astronómico. La leyenda dice que el reloj fue construido por el maestro Hanuš en un trabajo de tal ingenio, que se le encargó a los ediles que lo cegaron para que no pudiera construir cosas semejantes. El maestro se vengó introduciendo un tornillo en el mecanismo que paró el reloj durante años. Y es que el reloj marca de todo: tiene un calendario circular que representa los meses del año, es el único reloj del mundo capaz de medir la hora babilónica, también reproduce las órbitas del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra e indica el movimiento de los astros a través de los signos zodiacales.


Reloj astronómico


En esta ciudad nos dimos cuenta que los rabinos cobran por ver cualquier cosa que tenga que ver con los judíos, ya sean sinagogas o cementerios. Aunque también cobraban por ver casi todo dentro del recinto del castillo, como el callejón dorado donde vivió Kafka. El Castillo de Praga está en el barrio de Malá Strana y mide 570 metros de largo y 130 de ancho, siendo así la mayor fortaleza medieval del mundo. En su interior están la Catedral de Praga o de San Vito y el Palacio Real, donde pudimos ver un cambio de guardia.

Vista general del castillo


Por Praga pasa el río Moldava, el cual es cruzado por el Puente de Carlos, construido en 1357. El Moldava tiene 8 islas, una de ellas es la de Kampa, separada de tierra por un pequeño brazo de agua, la Certovka o riachuelo del diablo y en la que se conservan molinos de agua. Bajando por el río nos encontramos con la Casa Danzante de Frank Gehry, conocida como Ginger Rogers y Fred Astaire en pleno baile.


Casa Danzante


Mega hit photo compilation sobradas vol.XVIII:

Plaza de Wenceslao y Museo Nacional


Iglesia de Nuestra Señora de Tyn


Panorámica con la Plaza de la Ciudad Vieja desde el castillo


Viejo Cementerio Judío


Monasterio de Loreto


Puente de Carlos IV


Canal de Certovka e Isla de Kampa

2 comentarios:

*Dreamer* dijo...

Una de las cosas que más me gustó de Praga fue el reloj, me encantaba pasar por la plaza a "en punto".

Un saludo!

albatros dijo...

Muy interesantes los datos que aportas para visitar Praga. Es una ciudad muy atractiva y con mucha historia en sus calles (las que me sorprende lo que mencionas de la suciedad) en la que pasar unos días y disfrutar de su ambiente.
Muy bonitas las fotos. Sl2