Anoche fuimos a ver una obra de teatro en la que actúa una amiga. El lugar de la función era el Col·legi de Teatre de Barcelona, que no puede estar ubicado en mejor sitio que en el Pueblo Español, en pleno Montjuïc. Recinto museístico donde están representados diferentes pueblos y culturas de la península, con reproducciones de calles y edificios.
La obra en concreto era Les dones sàvies o Las mujeres sabias, del dramaturgo francés Jean-Baptiste Poquelin, alias Molière. Clásico cargado de ironía, pedantería e ignorancia. Una comedia muy crítica con la Francia del siglo XVII camuflada entre una trama de amor, desamor y malentendidos. Cuenta la historia de dos hermanas totalmente distintas. La mayor, Armanda, cree que las mujeres deben aspirar al crecimiento espiritual y al conocimiento, así que aconseja a su hermana menor Enriqueta a dedicarse al estudio de la filosofía y dejar de pensar en banalidades como el hogar o su amor por Clitandro, hombre sincero y moderado. Este anteriormente se dedicó a cortejar a Armanda y esta a repelerlo a su pesar por tal de seguir sus doctrinas. Clitandro declarará su amor a Enriqueta, recibiendo el apoyo del padre de esta, pero en cambio la madre lo intentará impedir y la querrá casar con un pretendiente que representa la máxima pedantería y ridiculez.
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