Aparte de esto, una cosa que no comenté en el post de Berlín y que nos encontramos en todo el viaje. Se ve que es típico en esta zona beber agua con gas, guarrada al estilo que aquí pueda ser el Vichy Catalán. Es su agua principal en tiendas y supermercados, así que hay que tener cuidado y asegurarse de lo que estás comprando. Pero decir que el agua del grifo de la zona es realmente buena.
En cuanto a la ciudad, empezaré hablando de la Plaza de la Ciudad Vieja, donde están la iglesia barroca de San Nicolás y la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, a la que se accede a través de los pórticos de las casas que tiene pegadas en su fachada. También está el ayuntamiento con su imponente torre y el reloj astronómico. La leyenda dice que el reloj fue construido por el maestro Hanuš en un trabajo de tal ingenio, que se le encargó a los ediles que lo cegaron para que no pudiera construir cosas semejantes. El maestro se vengó introduciendo un tornillo en el mecanismo que paró el reloj durante años. Y es que el reloj marca de todo: tiene un calendario circular que representa los meses del año, es el único reloj del mundo capaz de medir la hora babilónica, también reproduce las órbitas del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra e indica el movimiento de los astros a través de los signos zodiacales.
En esta ciudad nos dimos cuenta que los rabinos cobran por ver cualquier cosa que tenga que ver con los judíos, ya sean sinagogas o cementerios. Aunque también cobraban por ver casi todo dentro del recinto del castillo, como el callejón dorado donde vivió Kafka. El Castillo de Praga está en el barrio de Malá Strana y mide 570 metros de largo y 130 de ancho, siendo así la mayor fortaleza medieval del mundo. En su interior están la Catedral de Praga o de San Vito y el Palacio Real, donde pudimos ver un cambio de guardia.
Por Praga pasa el río Moldava, el cual es cruzado por el Puente de Carlos, construido en 1357. El Moldava tiene 8 islas, una de ellas es la de Kampa, separada de tierra por un pequeño brazo de agua, la Certovka o riachuelo del diablo y en la que se conservan molinos de agua. Bajando por el río nos encontramos con la Casa Danzante de Frank Gehry, conocida como Ginger Rogers y Fred Astaire en pleno baile.
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2 comentarios:
Una de las cosas que más me gustó de Praga fue el reloj, me encantaba pasar por la plaza a "en punto".
Un saludo!
Muy interesantes los datos que aportas para visitar Praga. Es una ciudad muy atractiva y con mucha historia en sus calles (las que me sorprende lo que mencionas de la suciedad) en la que pasar unos días y disfrutar de su ambiente.
Muy bonitas las fotos. Sl2
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