lunes, 10 de enero de 2011

Opinión: American Vampire


American Vampire, un cómic surgido del grupo formado por los guionistas Stephen King y Scott Snyder y el dibujante Rafael Albuquerque (Superman, Batman). Publicado por DC en USA, aquí ha sido la Editorial Planeta la encargada de recopilar los 5 primeros números en un álbum de tapa dura. Como el propio King dice en el prólogo, se unió al proyecto de Snyder para retornar a los vampiros su imagen salvaje de verdad y hacer olvidar un poco la ñoñería de Crepúsculo, que tanto daño ha hecho.
Los capítulos están divididos en dos partes que guardan relación. La primera de las historias viene firmada por Snyder y está ambientada en los Estados Unidos de los años de la Gran Depresión, con el glamour del Jazz de fondo donde se nos muestra la vida de Pearl, una ambiciosa y joven actriz que aspira al estrellato y recorre tabernas y salones de baile de Hollywood en busca de su golpe de suerte. Pero solo encuentra un destino siniestro cuando se cruza en su camino el protagonista de la segunda trama: el vampiro Skinner Sweet. King es el encargado del guión de su nacimiento, 40 años antes pero durante los cuales no ha envejecido, como todo vampiro. Sweet era un cowboy del lejano oeste, asaltante de bancos y asesino con estética mezcla de Brad Pitt versión melenuda con perilla y Kurt Cobain, que al toparse con un vampiro europeo fue contaminado por su sangre y de ello surgió el primer vampiro americano (típica americanada). Que a diferencia de los vampiros tradicionales que necesitan la noche para transformarse, este actúa a plena luz del día, la cual lo revitaliza y se revela contra ellos buscando venganza por haberlo convertido en lo que es.
Supongo que King para la ambientación del oeste se habrá basado en el también nacimiento de su famoso pistolero de La Torre Oscura, ya que es muy del estilo. Por otro lado, el coloreador Dave McCaig utiliza distintas técnicas para diferenciar una historia de otra, mientras para la época de 1920 utiliza un dibujo más colorista, recurre a la acuarela con tonos amarronados para representar el oeste de 1980. El trazo poco definido de Albuquerque puede parecer a primera vista peor de lo que es, pero al final te das cuenta que es bastante resultón y plasma perfectamente el espíritu de lo que Snyder y King nos quieren contar
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