Opinión: Los falsificadores

La verdadera historia de Salomon Sorowitsch, un falsificador de billetes y documentos en plena Segunda Guerra Mundial. Es detenido y enviado al campo de concentración alemán de Sachsenhausen, junto con otros judíos también expertos en moneda. Tenían privilegios respecto a los demás presos y vivían mejor dentro de lo malo. Con ventajas como disponer de mayor ración de comida, camas blandas, aseos o mejores vestimentas. Allí son obligados por los nazis a trabajar en una operación de falsificación para ayudar a financiar el esfuerzo bélico y la cada vez más maltrecha economía germana, realizando libras inglesas o dólares americanos. Fue llamada Operación Bernhard, siendo hasta hoy la mayor estafa monetaria de la historia, donde se imprimieron más de 130 millones de libras esterlinas.
La historia que cuenta esta película es cruel, dura y triste, como cualquier film que toca el holocausto judío o los campos de concentración. Puede llegar a recordar a La vida es bella, pero sin ningún toque de humor. En mi opinión tiene mucho más merecido el Oscar a Mejor Película Extranjera que el de No es país para viejos. Y mucho más mérito aun viendo su procedencia, que es austriaca y alemana. Lo único digno de ver de lo que se estrenó esta semana.