De Bratislava saltamos a Budapest. Terrorífica la pateada que nos pegamos en esta ciudad, el doble que en las demás. Había muchas cosas que ver y bastante seguidas como para estar pillando metros. Andamos en un solo día más de 20 km calculados, el único que teníamos para ver una ciudad de 500 kilómetros cuadrados de superficie. Expongamos datos para comparar: Barcelona tiene 90 km cuadrados, así que la cosa era peor que intentar verse Barcelona en media mañana. Y a todo esto hay que sumarle que pillamos justo el día de más calor, donde llegué a ver algún termómetro a horas de no máximo sofoco que marcaba 42 grados. Para más Inri, de lo primero que hicimos fue cruzar el río y subirnos al Monte de Gellért, un promontorio en el lado de Buda de 235 metros de altura. Sí, Budapest está compuesto por dos antiguas ciudades, Buda y Pest, la primera en el lado occidental del Danubio y la segunda al este, que se unificaron en 1873. Buda es la parte vieja, llena de colinas y edificios elegantes, mientras que en Pest está la vida política y mercantil. Merecía la pena subirse al Monte Gellért, ya que desde él hay unas magníficas vistas de toda la ciudad. Además tenemos ahí muchísimas cosas, entre ellas: la Citadilla; la Estatua de la Libertad, erigida en 1947 cuando los húngaros se liberaron del dominio nazi; enfrente del monte está el Puente de la Libertad, restaurado después que los alemanes lo volaran; el Balneario Gellért, hay que decir que Budapest recibió en 1934 el título de Ciudad de Balnearios por ser la que más pozos medicinales y termales del mundo tiene.
Monte de Gellért
Con el sudor cayendo por nuestras frentes (y el cuerpo entero), nos dirigimos al Barrio del Castillo. En él tenemos el Castillo Real de Buda y el Bastión de los Pescadores. Este debe su nombre al grupo que fundó la ciudad y defendió el enclave en la Edad Media en plena reconquista cristiana. Es una terraza de estilo neogótico y neorrománico con 7 torres que representan a las 7 tribus magiares que se establecieron en la cuenca carpatiana en el año 896. Delante tiene una estatua de San Esteban a caballo. El lugar es muy chulo y desde aquí volvemos a tener otras buenas vistas, esta vez más bajas. Una vez listos, bajamos al río de nuevo y comimos en el Puente de las Cadenas.
Castillo Real de Buda desde el monte
La tarde seguimos haciendo kilómetros pero ya en el lado de Pest, primero para ver la Basílica de San Esteban de Pest, la mayor iglesia de la ciudad. Después pillamos la Vía Andrássy (Patrimonio de la Humanidad), donde vimos primero el Teatro Nacional de la Ópera y desembocamos en el Monumento Milenario, otra obra en honor a los 7 líderes magiares, esta vez custodiados por una columna del Arcángel Gabriel. Este monumento es la boca de entrada al Parque Municipal, la última visita de la ciudad. En él está: el Gran Circo de Budapest, el único permanente en Europa; el Balneario Széchenyi y el Castillo de Vajdahunyad, una reproducción de uno con el mismo nombre de Transilvania. En sus terrenos colindantes hay una estatua de un cronista, de la cual se dice que tocar su lápiz trae buena suerte.
Memorial del Milenio
Mega hit photo compilation sobradas vol.XX:
Estatua de la Libertad en la Citadella de Gellért
Puente de las Cadenas (Lánchíd)
Estatua de San Esteban en el Bastión de los Pescadores
Arcada del Bastión de los Pescadores
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