Una vez nos atendieron, nos entregaron la llave de nuestra taquilla, el número de cápsula y un yukata muy cutre, con el que todos los hombres (las mujeres tienen una planta del hotel para ellas separada) caminando por allí dentro parecíamos de una secta. Antes de bajar a comer nos cambiamos en medio del pasillo (no hay otro sitio mejor) para cotillear un poco. Un problema son las taquillas, muy estrechas, pensadas para hombres de negocio con maletín y no para mochileros como nosotros. Tuvimos que sacar la mitad de las cosas de la mochila para que aquello entrase ahí. Impresionante ver las hileras de “nichos”, parece una lavandería gigante. La cápsula es más grande de lo que parece: 1,90 m de largo, 1 metro de alto y 90 cm de ancho. Por la noche ya lo veríamos todo mejor.
Así que bajamos a la calle que ya había hambre. Parece que la comida anda incluso mejor de precio en Tokio y nos da la sensación que la capital es un mundo aparte respecto al resto del país. El barrio de Shinjuku está lleno de vida. Al oeste de la estación está la zona de rascacielos más altos de la ciudad, entre ellos el Ayuntamiento o Tocho, de Kenzō Tange, una torre que costó construirla en 1991 1 billón de dólares. También están el Hotel Park Hyatt, conocido por aparecer en la película Lost in translation o El edificio Sumitomo, el cual tiene en su planta 51 un observatorio gratuito. Lo malo del mirador es que da para la parte de atrás de los rascacielos, pero sirve para comprobar la enormidad de esta urbe, en la que mirando al horizonte no ves su fin, no hay zona sin un edificio.
Al este de Shinjuku se sitúa Kabukicho, zona comercial de luces de neón similar al Dotonbori de Osaka. Tiendas de electrónica, barrio rojo, bares de alterne y edificios enteros de recreativas y máquinas de pachinko. Las máquinas de pachinko serían como las tragaperras aquí, pero solo que en Japón no se gana dinero, así que las bolitas que retorna el juego las cambian por premios como peluches. Mira que las hemos observado pero no acabamos de entender como funciona eso, solo vemos que los jugadores no paran de meter monedas ficticias del local (1000 monedas 6 yenes) y parece que poco actúan sobre la máquina, solo con 2 o 3 botones. En el centro de la máquina hay un vídeo sobre series conocidas como Musculman, pero de verdad no sé que coño hace ahí el jugador.
Por Kabukicho hay muchos locales de show girls o puticlubs regentados por negros que te preguntan si “Want to fuck?”. Cuidado por que calle te metes que hay zonas gays y también puedes ver como los relaciones públicas japoneses (con la piel muy morena y el pelo teñido de naranja) no paran de asaltar a las mujeres que pasean por la calle.
Una vez vistos los dos Shinjuku cenamos y de vuelta al hotel para asearnos. Los baños otra vez son de estilo oriental. La cultura japo en este aspecto es muy gayer, ahí acicalándote rodeado de tíos semidesnudos. Veo que somos de los pocos occidentales en el local y una curiosidad mayor que me hizo gracia: en el hotel hay masajistas femeninas por si a uno le apetece pagar para relajarse, pero lo bueno es que están ahí en medio viendo pasar a todos los hombres con la polla al aire.
Los baños son muy masivos, aprovechamos en la zona común algunos para afeitarnos, ya que aquí te ofrecen de todo: maquinillas, espuma, toallas, jabón, champú… Después pasamos a la inmensa piscina de agua hirviendo y una vez secos entramos en una especie de salón de belleza donde uno mismo dispone de todo tipo de cremas, lociones, secador de pelo e incluso bastoncillos de los oídos, todo muy metrosexual. Si ya decía que esta gente es muy gay XD.
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