Después de esta introducción pordiosera diré que hoy hemos ido a Kamakura. Esta ciudad no da ni para medio día. Principalmente su interés está en el Gran Buda de bronce (Daibutsu). Para verlo hay que pagar 200 yenes y si quieres pasar a sus entrañas 20 simbólicos yenes más. Su recinto no tiene nada ya que el templo en el que estaba se lo llevó un tifón. Y no me extraña, porque menuda ventolera pegaba joder! La otra idea que teníamos al ir era pasar un día de playa y con más razón cuando amaneció Tokio con un solaco increíble. Pero finalmente de buen tiempo nada. Había mucho windsurfero aprovechando la ocasión, el agua estaba revuelta y se te volaba toda la arena a la cara. Solo Anta se atrevió a meterse un momento en el agua, que dice que no estaba muy fría, solo para poder decir que se ha bañado en el Pacífico. Yo dejaré tal proeza para otra ocasión, por ejemplo algún año que visite California. Hay que reconocer que aún estamos en mayo y es normal que no haga buen tiempo para estar en la playa, pero no pinta muy bien el sitio de todas maneras. Y luego nos quejamos de La Barceloneta. En Kamakura hay más templos, pero poco importantes, de pago y como comprenderás lector, a estas alturas ya estamos hastiados de ellos.
Por la tarde volvimos a Akihabara, ya que en los sitios que quedan por ver no va a haber nada de electrónica, aparte de que nos sobraba tiempo. Ya compramos los artefactos tecnológicos que buscábamos: Anta un marco digital y yo una Memory Sitck para mi cuñado. Miman y Joaka, después de dar muchas vueltas mirando una cámara de fotos y una de vídeo respectivamente, no compraron nada porque los precios no lo merecían. Nos hicimos alguna foto con las pavas disfrazadas de guarrona que nombré hace un par de días. Pensábamos que no se dejaban hacer fotos, ya que además de estar currando, el otro día vimos a una enfadarse mucho al ver como un fotógrafo intentaba retratarla. Pero debía ser un caso aislado esa tía, ya que otras posaban y todo.
En esta segunda incursión por “Electric Town” localizamos tiendas de pornografía. Una de ellas tenía 5 plantas de estrechos pasillos con más y más revistas y películas porno pixeladas, con la censura del país. Pero lo importante que encontramos allí fueron las bragas usadas! Teníamos entendido que incluso había máquinas por Tokio que vendían tal perversión, pero fue aquí el único lugar donde las encontramos cuando pensábamos que ya no las veríamos. La cosa es muy penosa, un paquete de plástico transparente, con las bragas y una foto de la dueña con ellas puestas como prueba. Anda que no disfrutarían por ahí dentro el Maestro Mutenroshi y Ulong.
De vuelta en el albergue merendé compartido con Anta un dorayaki gigante, uno como el famoso pastelito que siempre come Doraemon. Ya había probado alguna copia mala en España, pero el autóctono tampoco mejora mucho jajaja. Esa pasta interior de judías con apariencia de chocolate no me gusta nada.
Mega hit photo compilation sobradas vol.XLIV:
1 comentario:
Cuando vuelvas intenta cocinar tu mismo el dorayaki.....aqui tienes la receta
http://www.intentandococinar.com/2008/01/dorayaki.html
salu2
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